Exilios Madre, todo ha cambiado. Hasta el otoño es un soplo ruinoso que abate el bosquecillo. Ya nada nos protege contra el agua y la noche. Todo ha cambiado ya. La quemadura del aire entra en mis ojos y en los tuyos, y aquel niño que oías correr desde la oscura sala, ya no ríe. Ahora todo ha cambiado. Abre puertas y armarios para que estalle lejos esa infancia apaleada en el aire calino; para que nunca veas el viejo y pedregoso camino de mis manos, para que no sientas deambular por las calles de este mundo ni descubras la casa vacía de hojas y de hombres donde el mismo de ayer sigue buscando soledades, anhelos. - Heberto Padilla (poeta cubano, 1932-2000)