No he podido encontrar fácilmente la fecha de composición del poema, pero parece más bien temprano que tarde. Con su título, el poeta Huidobro hace referencia al famoso drama del mismo título de Calderón de la Barca.
La vida es sueño
Los ojos andan de día en día
Las princesas posan de rama en rama
Como la sangre de los enanos
Que cae igual que todas sobre las hojas
Cuando llega su hora de noche en noche.
Las hojas muertas quieren hablar
Son gemelas de voz dolorida
Son la sangre de las princesas
Y los ojos de rama en rama
Que caen igual que los astros viejos
Con las alas rotas como corbatas
La sangre cae de rama en rama
De ojo en ojo y de voz en voz
La sangre cae como corbatas
No puede huir saltando como los enanos
Cuando las princesas pasan
Hacia sus astros doloridos.
Como las alas de las hojas
Como los ojos de las olas
Como las hojas de los ojos
Como las olas de las alas.
Las horas caen de minuto en minuto
Como la sangre
Que quiere hablar.
Vicente Huidobro es uno de mis poetas favoritos. Las hojas de otoño de estos días, rojas y marrones y doradas, me aparecen en el simbolismo aquí arriba, acompañadas por gotas de sangre y olas de las alas. Pero me pregunto, ¿quienes son las princesas?
La vida es sueño.
Entonces, anoche soñaba con una ciudad paradigmática, que parecía a una media docena de ciudades en que he vivido, que retrataba una media docena de metrópolis que he amado: Chicago, Los Ángeles, México, Filadelfia, París, Seul. Andaba de calles vacías de gente, decoradas por hojas muertas y mojadas al azar. Entre las hojas vi a una princesa, que lloraba la pérdida de un ratón mascota.
Así se puede notar los peligros inherentes de leer poesía surrealista antes de dormir. Hay que notar, también, que siempre sueño mejor cuando medio enfermo.
Debajo, una foto del otro día, mirando hacia el norte sobre el peatonal de Juyeop (주엽) en su cruce con la gran avenida de Ilsan, Jungangno (중앙로), a dos cuadras de mi departamento. Los árboles al fondo se han vestido de colores para los primeros días fríos de otoño.